La falsa opción de un
blanqueo como
requisito para levantar el
cepo
Muchos economistas y especialistas creen que
hace falta tener muchos dólares para poder levantar el cepo. Creo que no hace
falta si se arma un mercado libre en serio, sin que el Central participe, ni
venda ni compre.
Como todo el que tenga menos de 100 años no ha
visto funcionar un mercado libre de cambios, entiendo la preocupación. Por eso piensan
en un blanqueo, para conseguir rápidamente fondos, un colchón para no tener
sobresaltos al comienzo.
Pero
cualquier blanqueo tiene que cumplir la ley de lavado de activos en todos sus
puntos. Eso es innegociable. Sigamos.
Hay varias alternativas para un blanqueo. Con y
sin ingreso de divisas, con costos distintos para el que se adhiera. Es
complicado cualquier método que se use, porque hay una combinación de 2
situaciones:
a.
la posibilidad de embargo en EEUU y otras plazas. (El arreglo con los holdouts
no será inmediato) y b. la necesidad de verificar la procedencia de fondos. No
se puede repetir la desprolijidad de Cristina, de no controlar el origen de
fondos, por una cuestión de seriedad internacional.
Hoy, tanto los que blanquearon con Cedines, como los bancarios que las aceptaron, pueden ser sancionados porque incumplieron la
ley. Eso complica el blanqueo de efectivo, casi hasta hacerlo imposible. Los fondos deben venir de bancos, con
trazabilidad.
La idea de un bono "estampilla"
anónimo, como en Chile, presentable ante un requerimiento de AFIP, no se
encuadra tampoco. Esa idea era buena porque proveía de fondos inmediatamente al
Central. Pero no la veo posible.
Quedan entonces los tradicionales métodos de
exteriorizar los fondos en el exterior o traerlos y comprar un bono en el país.
Eso tendría un costo más alto para los que no traigan los fondos. Pero no
resuelve del todo el problema inmediato de la falta de divisas.
Pero ahora vayamos a mi punto de fondo: ¿realmente hace falta un blanqueo? Para
mí no. Puede que algunos lo necesiten, pero no será para proveer de inmediato
de divisas, sino para arreglar sus
problemas personales o empresarios con el fisco.
Me parece mucho más sensata la idea original de
Macri, de levantar todas las retenciones por 6 meses, para empujar las
liquidaciones de exportaciones. Si se tiene mucho miedo, o desconocimiento, eso
se podría combinar con una serie de acuerdos con exportadores e importadores
para garantizar un cierto equilibrio en los primeros días.
También hay que confiar en la inteligencia de
los operadores. Nadie va a pagar 18 pesos por el dólar, ni a vender a 10. De modo que no hace falta demasiadas
conversaciones. Cualquier operador de la bolsa sabe cómo se opera en mercados
abiertos, no creamos que somos más inteligentes que ellos, ni que son
inexpertos.
El impulso simultáneo a un auténtico mercado de
futuros, cuyos mecanismos están perfectamente organizados desde hace años, va a
suavizar cualquier pico. Lo mismo que la existencia de un plan coherente que
descuento.
Tal vez hay que fijar cuotas por 6 meses a las
repatriaciones de capitales o giro de dividendos, que las empresas sabrán
comprender ante la posibilidad de una pronta regularización, como supieron
comprender a Cristina sin ninguna posibilidad ni esperanza.
De todas maneras, y aún sin ninguna cuota o
regla, las empresas también parcializarían sus remesas. Es una práctica
habitual. Nadie es tan tonto de aumentar de golpe y dramáticamente la demanda
como para subirse el precio que paga.
SI creemos en el mercado libre de cambios,
perdamos el miedo a la falta de reservas o de colchón de dólares. Y no
mezclemos la salida del cepo con un blanqueo.
Ahora, si lo que quieren es que el Central siga
siendo el vendedor-comprador de última instancia, díganlo así no pierdo tiempo.
El mercado se puede liberar de un día para
otro, sin necesidad de tener reservas ni colchones. Salvo que alguien me
explique reglas que desconozco o nuevas prácticas o criterios que hayan surgido
en estos días.
Muchos suelen contestar
este tipo de observaciones con una observación irónica: "En qué lugar hay
un mercado de divisas libre". En muchos, el Reino Unido, por ejemplo. Y la
Eurozona. ¿O acaso creen que EEUU se dedica todos los días a regular el contado
con liqui para subir o bajar el dólar? Todos los intentos de intervención
terminan en corrida.
Queriendo
o sin querer, tratemos de no desvirtuar las buenas ideas que tenía el PRO antes
de llenarse de economistas dirigistas que inexorablemente nos llevarán al mismo
lugar en el que estamos.
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Mi pequeña reflexión diaria
Entre los mejores
- Los Pumas, o mejor el rugby argentino,
nos han dado una lección que no debemos dejar pasar.
-Por haberse organizado
institucionalmente para poder competir en las grandes ligas, sin perder su
esencia.
-Por haber creado los sistemas de
entrenamiento que posibilitaron prepararse física y espiritualmente para la
alta competencia.
-Por haber desarrollado durante muchos
años con su constancia, sus actitudes y su conducta las relaciones
internacionales que les permitieron ingresar y participar en el grupo selecto
de los grandes.
-Por haber aprendido. Por competir con
valentía, humildad, espíritu de equipo y lealtad y respetar las reglas.
-Por basar su éxito en la excelencia, en
el trabajo, en el esfuerzo, en el fair play, en el aprendizaje.
-Por cambiar lo que hizo falta cambiar. Por
hacer un equipo federal.
-Por no resentirse ni frustrarse ante el
fracaso ni ante las injusticias.
-Por integrarse con el mundo, en vez de
aislarse.
-Por la confianza en las propias fuerzas.
Por creer que se podía. Por la garra.
- ¿Y si aplicáramos el mismo criterio
para el país?
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Mi pequeña opinión
diaria
Ahora
quieren cambiar la vara
La
opinión, en especial la opinión jurídica, no debería torcerse de acuerdo a los
intereses o conveniencias. Es un
principio intelectual que debería ser inmutable.
Cuando
esa opinión es sobre la Constitución Nacional, el tema es todavía más
importante.
La
discusión ahora es sobre el cálculo de los porcentajes para determinar si un
candidato ha llegado o no a ganar en primera vuelta, o si se debe ir a
ballotage.
La
Constitución dice que se calculará sobre el “ total de votos afirmativos
válidamente emitidos”. Es decir que excluye los votos nulos o impugnados.
La
duda entonces es si los votos en blanco son afirmativos o no. En este caso correspondería utilizar un viejo
recurso interpretativo. Si los constituyentes hubieran querido que los
porcentajes se calcularan sobre los votos positivos y en blanco, ¿para qué
habría agregado el término “afirmativos”?
Si
tal hubiera sido la intención, habría bastado con expresar que los porcentajes
se debían calcular sobre “el total de
votos válidamente emitidos”. Al agregar el término “afirmativos” es evidente,
aunque no nos guste ni convenga, que se están dividiendo los votos válidos en
dos categorías, que no pueden ser otras que votos afirmativos y votos en
blanco, ya que no existe otra posibilidad en la práctica.
Sostener
que el término "afirmativos” es una redundancia, como parecen querer algunos
expertos, es entrar en una exégesis contraria a la letra y al espíritu de ese punto de la Constitución.
Confrontados
a un resultado electoral que les puede ser adverso, en vez de hurgar en los
tratados y en la opinión de los constitucionalistas, los candidatos deberían hurgar
en sus programas y escudriñar los mensajes que le envían a la ciudadanía.
La
Constitución Nacional ya ha sido suficientemente manoseada.
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Mi pequeña reflexión
diaria
Se
acabó la globalización que conocíamos
Hace bastante tiempo que el impulso de globalización que parecía
incontrolable en la última década del siglo XX ha evolucionado desde la
apertura de comercio absoluta hasta variantes más o menos solapadas de
proteccionismo.
En un comienzo, la Organización Mundial de Comercio había
establecido y profundizado normas de bajas de recargos y otros mecanismos
proteccionistas, lo que generó una
revolución mundial y un acceso al empleo de cientos de millones de personas.
El proceso significó la entrada al juego de grandes masas de
población de países como China o India, olvidadas por sus propios gobernantes y
por el mundo desarrollado. O imperialista, dirían algunos.
Todos felices. Hasta que Europa y Estados Unidos comenzaron a
notar que la teoría clásica económica que funcionaba tan bien para medio mundo,
tenía una falla si se aplicaba a toda la humanidad: en términos de empleo era
un juego de suma cero.
La simetría de Lerner, que
mostraba que las exportaciones e importaciones de los países tendían a ser
iguales debido a la nivelación automática del tipo de cambio, no era tan conveniente
ni válida si todos los países hacían
lo mismo y además manoseaban sus tipos de cambio.
Y descubrieron algo más: que el bienestar no era infinito. El
empleo de unos era el desempleo de otros. No era tan fácil mantener los altos
salarios, como está viendo hoy mismo Estados Unidos. El ingreso individual
terminaba siendo un promedio entre Tailandia y Alemania.
La apertura comercial hace rato que viene parándose. Y del peor
modo. Con mecanismos extra tarifarios. Sin
contar que las materias primas alimenticias nunca fueron beneficiadas con la
libertad.
El TPP, cuya redacción final se aprobó ayer, es el resultado de
una nueva concepción. La integración regional. O para ser más sinceros: la
protección aduanera con alguna excusa, en este caso la pertenencia al Pacífico.
Lo que este tratado de libre comercio significa, como otros que están en
proceso, es que sus miembros se
comprarán entre ellos, sobre todo porque, además de eliminar recargos, se han
eliminado a aliviado las restricciones no tarifarias. O más precisamente, dejarán de comprarles a otros para
comprarse entre ellos.
También unifica una serie de reglas en la resolución de disputas,
marcarias, medioambientales y para decirlo claro, expande el dominio comercial
de EEUU sobre estos 11 países e impone normas unificadas, a cambio de
asegurarles su mercado en muchos rubros.
Argentina se queda afuera de estas posibilidades por varias
razones:
a. No pertenece
al Pacífico.
b. Su unión
paralizante con el Mercosur.
c. Las
commodities alimenticias siguen expresamente excluidas de las reglas globales
de libre comercio.
Nos quedan China y Europa. Pero Europa es nuestro mayor enemigo
(no dije competidor) en el comercio agropecuario.
Es el momento ideal para repensar nuestro posicionamiento
geopolítico y también de política internacional. El Mercosur, estúpidamente desviado a ser un
monigote de politiquería interna barata, con un ridículo Parlasur, debe ser
repensado o eliminado si no se puede transformar en un mecanismo útil de
negociación e inserción mundial.
También es imprescindible abandonar la suicida política de
confrontación con Estados Unidos, que sólo puede acabar en un aislacionismo
incompatible con la realidad global.
El comercio mundial ahora empieza a pasar por las Cancillerías, no
por los Ministerios de Economía.
El payasesco alicate de Timerman le ha costado y le costará muy
caro al país.
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