Las radios y diarios en Internet,
¡qué vivan de la publicidad!



Cuando escucho a la gente sospechar de que algún periodista o programa de radio, o diario, recibe avisos, auspicios o pagos de alguien para torcer su opinión, me veo obligado a hacer algunas reflexiones.


Internet ha generado una gran cantidad de programas periodísticos, algunos de periodistas, otros de gente con vocación periodística, otros reproducción de medios del mundo real, como los sitios de los diarios.


Eso ha hecho que los diarios y las radios, (que además se han multiplicado hasta el infinito) estén perdiendo lectores y audiencia a mano de los medios online. 


El lector online ha decidido, simplemente porque le conviene, que toda la información y la opinión periodística debe ser gratuita o financiarse con publicidad. Como los programas y publicaciones en Internet son infinitos, o casi, y los anunciantes no, es evidente que eso no es viable.


Se agrava porque los medios físicos, diarios por ejemplo, están perdiendo lectores y como tal ingresos, y también anunciantes por diversas razones.


Para hacerla corta, el periodismo tiene pocas opciones. O es serio, tiene el respaldo de una redacción, le dedica mucho tiempo a conseguir y chequear sus noticias y a preparar sus opiniones, y cobra por eso, o se transforma en un espectáculo, en un montón de personajes actuando de periodistas. El periodismo artesanal es curanderismo.


En esa lucha, el periodismo hace malabares para ser serio. Depende por otra parte casi exclusivamente de la pauta oficial, quien quiera que fuese el oficialismo, o de algún privado que busque alguna clase de seguro.


Hace 23 años, cuando no existía Internet en Argentina, asisti a un seminario de periodismo gráfico en Harvard. En el almuerzo inaugural, el discurso estuvo a cargo del CEO de New York Times, quien anunció en ese instante que acababa de cerrar la compra del Boston Globe en 1.000 millones de dólares.


"La prensa escrita tiene 150 años", dijo, "esperamos que cumpla otros 150". El año pasado el New York Times tuvo que vender el Boston Globe en 73 millones de dólares, una pérdida de apenas 92% de la inversión.


Los lectores y oyentes más liberales, sin embargo sostienen que los contenidos online deben ser gratuitos y solventarse con publicidad. Y hasta dicen doctoralmente que los medios no saben comercializar.


Me parece que tienen derecho a pensar como se les de la gana. Y a informarse como quieran. Pero disputo que pensando así, luego adopten posiciones éticas dignas de Catón cuando sospechan que alguien tiene avisos o auspicios del gobierno o de algún partido.

Tampoco deben sorprenderse cuando algún poderoso compra un medio sin recursos o inviable para usarlo como quiera.


Tienen que aceptar que cualquier cosa gratuita, no vale nada, por definición. Si ellos no pagan por la noticia o la opinión, ni siquiera un peso por día, alguien va a hacerles leer  y oir lo que quiera.


Y con el criterio de la gratuidad jamás habrían existido los periódicos, ni los periodistas.


Si quiere creer que se informará en twitter, créalo. Pero no es muy distinto que ir a hacerse operar de apéndice en la curandera del barrio. Que también cobra, fíjese.



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