Hay un Plan

Se nota el obsesivo y desesperado esfuerzo de Alberto Fernández y todo el sistema de obsecuentes periodísticos para convencernos de que el Presidente es autónomo de Cristina Kirchner. Creen que hemos olvidado que AF es un invento de Cristina y que si no fuera por el toque del índice regordete de la vice hoy estaría dando clases en serio para vivir. Suponiendo. 

Sin embargo, a cada paso se advierte que cada una de las medidas que se toman van en la misma dirección: el populismo K, la patria grande, el socialismo ladrón regional. 
Se nos vende la idea de que el monstruo bicéfalo que nos gobierna se ha dividido el poder: Cristina quiere para ella la justicia, el espionaje, la AFIP y su impunidad. Y que AF se ocupa de la economía con un plan serio para reactivar la actividad y “poner plata en el bolsillo de la gente”, mientras renegocia la deuda.

Supuestamente, allí CFK deja las manos libres a AF para que se manejase de modo más ortodoxo y propusiera un plan integral a los bonistas y a la sociedad. La realidad muestra que ese cuadro que nos intentan colgar es falso. No sólo se vuelven a implantar los mismos criterios que en materia social y política sostuvo la ahora vice, sólo se vuelve a las desaforadas fracasadas pagas tipo Lufrano, sino que se reinstalan todas las seudoreivindicaciones que tienden a la desmembración de la Nación que desarman y humillan a las fuerzas de seguridad, y a las fuerzas armadas y vuelven al garantismo, al abolicionismo y al desorden organizado. 

También se regresa apresuradamente al negocio de los DDHH, a la payasada de balbucear críticas al régimen de Maduro para no enojar a Trump/FMI y, por supuesto, se continúa con la idea central de eliminar la Justicia y transformarla en un órgano de partido, en vez de una institución republicana. 

Pero si se observa la economía, también las ideas (¿) que se aplican son las de Cristina y su troupe histórica: jugar al truco con los acreedores, control de precios, cepo cambiario empeorando, trabas a las importaciones (exportaciones), fuerte ataque a la clase media media, cero inversión, subsidios de tarifas, rechazo al tratado con la UE, impuestos al que trabaja, turbios manejos en Vaca Muerta que se muere por sí sola en un mercado bajista o designaciones de inútiles en áreas sensibles y, en otras áreas, oficialización del diezmo de los dirigentes piqueteros en los planes sociales. 

No hay un solo punto en todo el accionar económico en que AF esté haciendo algo distinto a CFK, en sus medidas o en sus consecuencias. Hasta en el resentimiento se parecen. La eliminación de la movilidad jubilatoria a que obligó la Corte, que empobrece a los jubilados con aportes plenos, en beneficio de los 3.500.000 jubilados sin aportes que inventó Cristina es una revancha, además de un error económico que retraerá el consumo. 
No hay dos planes, ni dos criterios, ni dos líneas. El país ha retomado la misma senda que quedó pendiente el 10/12/2015. Con un agregado. Ahora hay un nuevo objetivo: Máximo 2023. Ese es el proyecto, que se inserta otra vez en el populismo seudoprogresista latinoamericano. 

Ya la prensa de sumisión rentada ha comenzado a hablar de su nueva figura de conductor, como antes habló de Néstor ahorrativo y buen administrador, de Cristina gran oradora y estratega política, de Zaffaroni jurista, de Gils Carbó proba, imparcial y de carrera, etc. 
En esas condiciones, el fracaso económico, que caerá sobre las espaldas de AF, Guzmán y premios nobeles rentados, empujará al típico giro hacia el totalitarismo que se vió en Venezuela y Cuba, que tiende a culpar al capitalismo, los bonistas, los bancos o al sionismo del fracaso y profundizar en los mismos errores hasta que no quede nada de la sociedad. 

Cristina Kirchner no abdicó en favor de Fernández, sólo lo contrató como presidente pro tempore. Abdicó a 4 años vista en favor de su hijo Máximo. Por eso, la negociación de la deuda deja de lado el resentimiento por un momento, para postergar la crisis y permitir el nuevo reparto. Por eso no hay un plan, para que no se note que HAY UN PLAN. Ella no cometerá el error de Macri: no dejará que nadie la aparte de ese plan, ni los suyos.

El kirchnerismo volvió para quedarse. No habría que caer de nuevo en el error en el que se cayó con el “no vuelven más”.

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