Segundo tiempo libertario
El gobierno se preocupa por la aprobación de las leyes que instauren el cambio. No debería desatender el contenido de lo que propone
En boxeo se da muchas veces la situación de un púgil que está agotado, confundido, cansado, y que de repente se recupera, gana en movilidad y sagacidad, y se mueve y desplaza como si recién hubiera comenzado la pelea. A eso se le denomina en el argot de ese deporte “un cambio de aire”.
Eso es lo que parece haber sucedido con el gobierno. Tras el merecido golpe de los resultados de la elección de PBA, se encontró con el colofón del duro castigo que se autoinfligió durante varios meses al tratar de controlar el tipo de cambio, que lo puso al borde del nocaut, lo vació de reservas y lo dejó servido para el golpe decisivo del kirchnerismo.
Lo salvó el gong
Una oportunísima intervención de sus segundos Bessent y Trump -para seguir con la metáfora boxística- que lo reanimaron en el rincón con las sales y el amoníaco de un salvador Carry trade global que disfrutó el sistema norteamericano y que abarcó no sólo al mercado cambiario sino a los bonos raquíticos que estaban por tirar a la basura algunos Fondos de Wall Street, el aplastante landslide del domingo le hizo cambiar el aire al oficialismo de La Libertad Avanza.
Como el púgil del ejemplo recuperó el empuje, la energía y la gallardía, pasó al ataque y hasta declaró héroes de la epopeya a varios funcionarios, armadores y ministros que minutos antes estaban condenados al ostracismo y al regreso a una vida humilde, o al menos a un ingreso humilde.
La conclusión generalizada de los exégetas fue, como mínimo, que Javier Milei había alcanzado la mayoría de edad y su política de pleitesía a Trump - hasta ese momento ridiculizada o fustigada tras aquel raro almuerzo sin comida ni intérpretes - fue calificada casi como una genialidad geopolítica.
El carry trade yanqui
Pero la generosidad del gran país del norte tiene algunos condicionamientos. El primero, menos explícito, fue poder usar la previsible y efímera baja de la divisa para recomprar los dólares vendidos por el Tesoro y perfeccionar el Carry, y poder usar la también previsible baja del riesgo país para vender los bonos invendibles en poder de los Fondos.
Los otros requerimientos, a los que se plegó la voz siempre subordinada de Kristalina Georgieva y su manoseado y generoso FMI, abarca una larga lista de pedidos, algunos conocidos y otros no. El primero es tender con mucha más rapidez a la flotación cambiaria. Luego siguen las reformas de fondo en la economía, la compra planificada de reservas (fundamental para no volver a caer en default y para recuperar los préstamos) una reformulación de los ahorros en el gasto, (concepto oculto en el palabrerío habitual de Georgieva, pero que está) y como remate, la obligación de mejorar la gobernanza, o gobernabilidad, incluyendo acuerdos y alianzas con otros sectores en la toma de decisiones.
Como algunos de esos objetivos coinciden con los de LLA, y aprovechando que ahora ha mejorado la proporción de fuerzas tanto en Diputados como en Senadores, el gobierno ha retomado el diálogo formal con los gobernadores no enemigos, (sería exagerado llamar a todos amigos) y ha anunciado su intención de que el nuevo Congreso trate las leyes de Presupuesto, una reforma laboral y una impositiva.
Una reforma imprescindible no incluida
No ha incluido otra reforma tan necesaria como las otras tres y complementaria de todas como la previsional, lo que tendrá que hacer obligadamente, ni una nueva ley de coparticipación, que también tendrá que hacer obligadamente para no caer en un planteo inconstitucional y para garantizar el cumplimiento de los pactos por todos.
El presidente, el jefe de gobierno y otros importantes voceros de LLA han manifestado su seguridad de que con bastante comodidad se alcanzarán las mayorías necesarias para la aprobación de esas leyes, en vista de los consensos sobre la necesidad de las reformas y de contar con un presupuesto equilibrado.
La columna explicó en su nota del último sábado, antes del “cambio de aire”, o de viento, como se quiera leer, que esa convicción puede ser sólo un brote de optimismo, pero que no habría que descontar la aprobación de ninguna de esas leyes, por lo veleidosos que han demostrado ser los legisladores propios y ajenos, por el accionar simplemente obstructivo del peronismo multiforme, y por la diferencia de intereses, que en definitiva golpea siempre sobre el concepto de déficit cero que es premisa central del gobierno y aceptado por buena parte de los protagonistas, aunque sea tragando duro.
El supuesto presupuesto
La primera ley con la que habrá de lidiar el Legislativo es el Presupuesto. Sería muy problemático para el gobierno no obtener su aprobación por ley para 2026. No sólo porque ya ha debido manejarse sin contar con ese instrumento dos años, lo que pondría en duda la constitucionalidad de sus actos si se prolongase a un tercer año, sino porque cualquier inversión o préstamo internacional estarán supeditados a la existencia de esa norma.
La utilización del presupuesto de 2023 con los retoques limitadores de las facultades presidenciales aprobados en la gestión de Macri, permitió que el PEN tuviera mucha facilidad de maniobra en 2024 y 2025, ya que al no tener que coparticipar la recaudación extraordinaria por inflación, le dio mucho margen de maniobra para negociar y mantener en caja a las provincias, si bien a costa de que las provincias aumentaran su rapiña impositiva a niveles incompatibles no ya con cualquier intento de crecimiento, sino incompatibles con la mismísima Constitución Nacional.
Cuando el gobierno sostiene que ha eliminado el déficit, se refiere al de la Administración Nacional, no a las provincias, que han sido siempre deficitarias y que causaron buena parte de problemas que hicieron estallar la Convertibilidad, cuando el gobierno nacional tampoco logró bajar el déficit/endeudamiento provincial.
Otra vez ante el dilema de Alberdi
Ni aún la Constitución de 1853 fue Federal en el aspecto económico. El Sistema Rentístico de Alberdi fue un intento no exitoso de defender el federalismo económico, que no estaba reflejado en la Carta Magna. Se suele sostener comúnmente que las provincias deben ser capaces de generar sus propios ingresos mediante la explotación de sus recursos naturales o innovaciones de cualquier tipo.
Aun cuando los gobernadores fueran honrados y no sátrapas, y con su mejor buena voluntad, semejante cambio no se podría lograr en menos de una década, con generosidad. Y eso incluiría tremendas migraciones. Seguramente era más fácil hacerlo en 1853. Esto significa que resulta necesario un nuevo Pacto Federal, un compromiso de los gobernantes, de todos los políticos, de toda la sociedad.
Eso hace que todas las reformas de las que se habla deban ser tratadas en conjunto, por difícil que resultase. No hay modo de bajar impuestos o modificar su estructura sin afectar la coparticipación, por ejemplo, ya que hay impuestos que se coparticipan y otros no, y en proporciones muchas veces arbitrarias con relación al número de habitantes y peor si se relaciona con el aporte de cada provincia a los fondos coparticipables.
Imposible separar las reformas
Reforma laboral, reforma previsional, cambio del régimen impositivo, Presupuesto, déficit cero, replanteo de gastos, régimen de coparticipación y aun el sistema cambiario deben ser analizados y discutidos en conjunto, y constituir un nuevo sistema económico que rija para todos. De lo contrario no se aprobará ninguno o serán leyes inocuas, intrascendentes o formales.
Cualquier acuerdo individual en esos temas está condenado a ser incumplido o incumplible, o a ser reformado continuamente. Mucho más cuando todos los cambios implican comportamientos futuros de todos los sectores.
Para dar un ejemplo, tanto los benefactores Bessent y Trump propugnan una apertura a la inversión, la libre empresa y el crecimiento. Milei sostiene lo mismo, y agrega el respeto a la propiedad y a la libertad. ¿Cómo se compadecen esos objetivos con un sistema de tipo de cambio controlado por el estado, donde el Banco Central es la contrapartida obligada de todas las operaciones y se venden reservas propias y ajenas por sorpresa y a traición para que el tipo de cambio no suba?
¿Inocencia o siempre lo mismo?
Otro: se van a adjudicar las obras de la Ruta del Mercosur a las mismas empresas imputadas en la causa de los cuadernos. Las va a financiar el estado con un préstamo a través del BICE. Ello es consecuencia de que las empresas se negaron a ofertar cuando se les pidió financiación propia. Las empresas acusadas de cartelizarse exactamente con las mismas mañas, para doblar la mano del estado. A nadie se le ocurrió permitir la oferta de empresas extranjeras, que no pueden licitar, seguramente porque no saben hacer caminos. A nadie se le ocurrió incorporar variantes con el precio del peaje. Buena manera de que la sociedad pague mucho más caro.
Es más fácil coincidir con lo que el gobierno dice que con lo que el gobierno termina haciendo. Por eso los cambios por etapas o los que dependen de acciones futuras fracasan y han fracasado siempre. La reforma laboral, por caso, se ha transformado en un factor de división de la sociedad sin razón alguna. Salvo la incapacidad del gobierno para comunicar y defender ciertos temas. Por un lado el gobierno sostiene que no hay ningún proyecto. Por otro hay un proyecto presentado por una legisladora ignota de LLA. Por otro los propios legisladores y funcionarios de LLA comentan un proyecto que Adorni dice que no existe.
El proyecto laboral que existe y no existe
Sin embargo, la crítica que se dejó instalar por inexperiencia de que se propone una estúpida prolongación de la jornada laboral a 12 horas o más, (por otra parte totalmente innecesaria) o con vales de comida (tan innecesaria e impopular como la otra propuesta) garantiza que la discusión será un carnaval como los ya vividos. ¿Está el gobierno en control de la discusión? Tiene un proyecto serio de reforma laboral, reforma impositiva y otros cambios? ¿O se dejará robar la discusión como ocurrió con las pensiones por discapacidad y los presupuestos universitarios que casi le cuestan la elección? Quién capitaneará este proceso? El testimonial Adorni, designado anoche?
Además de preocuparse por si las leyes serán aprobadas o no, el gobierno tendría que analizar el contenido de las propuestas va a hacer, de qué modo serán tratadas y qué es lo que efectivamente necesitan los factores productivos. El tipo de cambio o las retenciones son tan trascendentes o más que la reforma laboral. (Que tampoco ha sido bien estudiada). A su vez, la informalidad que se intenta reducir debe ser estudiada en mucha mayor profundidad para no correr el riesgo de que una reforma no sirva para nada. La marginalidad, a su vez, no se soluciona del mismo modo que la informalidad.
¿Sabe el gobierno lo que quiere reformar?
Y sólo para poner un ejemplo, la queja más importante de las pymes en el plano laboral son los fallos incomprensibles (o comprensibles) en el fuero laboral, que funden a esas empresas con un solo juicio. El proyecto de ley, que ha sido comentado por funcionarios de LLA, pese a no existir, se limita a permitir el pago en 12 cuotas de esos fallos. Sepa el inventor de ese proyecto que una Pyme también se funde pagando algunas de esas sentencias delirantes en doce meses.
Estas reflexiones intentan, a través del uso de algunos ejemplos o casos, mostrar que se requiere algo más que voluntad y coraje, como dice el presidente. Hace falta conocimiento legal y de cada área, experiencia, creatividad, gestión e inteligencia para cambiar los sistemas y las costumbres.
Por ejemplo, sesudos economistas sostienen que no se puede liberar el tipo de cambio porque Argentina es un país bimonetario (en consonancia con la premio Nobel de San José 1111) que gasta en minucias en pesos pero los grandes gastos y el ahorro los hace en dólares. Ese aserto lo sostienen como una verdad revelada. No se han detenido a preguntarse por qué la sociedad ha tomado esa práctica. Normalizan el remiendo. Que de paso le conviene a los grandes prebendarios, que suelen dar cátedra por los medios de cómo debe solucionarse el drama nacional, mientras se preparan para salir ilesos de los juicios por robo al estado en los que son acusados.
Preocuparse de los contenidos de la reforma, no por la aprobación
Por eso, mientras todo el sistema parece estar preocupado por si se aprueban o no los cambios, valdría la pena que los prohombres se pusieran de acuerdo en el contenido de los cambios, en lo que se necesita para un futuro que se avizora globalmente complicado, en el modo de canalizar los recursos y voluntades del país, en el tipo de contratos que se firman para la explotación de grandes recursos, en el mismo RIGI, que amenaza con crear un PBI de segunda al sacrificar todos los impuestos, en contra de la idea esbozada de aplicar un sistema impositivo más “pagable” para todos.
Más que preocuparse por los votos del Congreso, primero habría que preocuparse por las ideas que se propone discutir, y el modo de comunicarlas, dos rubros en los que hasta ahora el gobierno no se ha destacado, lo que es comprensible porque no se ha ocupado de rodearse de gente capaz para la gestión y la transformación. Sólo de “gente leal, con coraje y luchadora” como diría el presidente.
Si el lector se toma el trabajo de leer lo que dijo la columna el día de la toma de poder de Javier Milei, encontrará estas mismas reflexiones, objeciones y recomendaciones. Buen momento, no solo para continuar o profundizar. Para empezar de nuevo en muchos casos. ¿El hermano Adorni será capaz de conducir ese proceso, o será un Jefe de Gabinete también testimonial?