MI CARTA EN RESPUESTA A UN ARTÍCULO DE THE ECONOMIST EN 2004

 

 

YOUR ARTICLE: ARGENTINA, A SERIOUS COUNTRY?



The Economist: a serious newspaper?


 You are right:  Argentine should improve the offer to bondholders.



But you cannot neglect that while “ $20 billion were fleeing the country”, your newspaper did not report it, and, as in the rest of the decade, failed to understand and report the incompatibility of a currency-board scheme with a policy of growing deficit-debt. On the contrary, you praised it.



As a journalist that got in serious trouble for criticizing from its very beginning the crazy “convertibility” deception that ended in the foreseeable disaster, I resented, and resent, your omission.



 



Dardo Gasparré



Buenos Aires



                  Discurso del Gral. Eduardo Lonardi al asumir en 1955 después del golpe que derrocó a Perón

 

"Ha terminado el sistema de ocultación de la verdad, el país quiere conocerla, por más que sea dura y penosa. Diez años de irresponsabilidad y corrupción nos han llevado a la situación más desastrosa de nuestra historia económica. 

                    El país se ha empeñado en hacer lo que nadie puede cumplir: impulsado por una tremenda insensatez, ha tratado de consumir más de lo que producía y así ha gastado sus reservas monetarias"

 

 

SILENCIO

(Para cantar, si te quedan ganas, con la música de ese tango de Gardel)


Silencio en Olivos,

ya todo está en calma,

Chapa uno no viene,

la ambición no amaina. 


Un rugir se oye,

la gente cansada

de tantos afanos

les grita en la cara,

¡queremos la luz,

queremos el agua!


Silencio en Olivos,

ya nada se habla

La culpa es de otros,

la culpa es del paria.


Se cortan las calles,

Se roban las casas

Y al grito de todos

la ilusión se acaba

cubriendo de bronca

la vida cansada.


Silencio en Olivos

Silencio en la Patria.


VIVIR CON LO NUESTRO, SOBRE TODO

CON NUESTROS DÓLARES




El avión cae en picada, el piloto (¿la pilota?) no está, no sabe, no contesta, y la nave es conducida, aparentemente, por un azafato sin experiencia ni capacidad.

Entre los pasajeros hay algunos que saben pilotear aviones, pero para no comprometer su prestigio prefieren estrellarse para luego resurgir desde las cenizas como un ave fénix.

Esta podría ser una descripción breve de la realidad económica nacional. El país marcha hacia un ruinoso default que todos parecen creer que no los afectará gravemente, a la vez que esperan que la tragedia ocurra para «después» reconstruir desde las ruinas sin ser considerados responsables de ajustes, esfuerzos ni sacrificios.

Al analizar las opiniones de aquellos economistas y expertos que merecen mi respeto, encuentro que se resumen a pocos puntos, no siempre concordantes:

·       Se debe parar la pérdida de reservas.


·       Sería complicado desdoblar la paridad cambiaria, porque el nuevo valor sería inmediatamente superado por las expectativas, en una espiral infinita.


·       Si se liberara el cepo, el estado perdería todas las reservas instantáneamente ante la estampida de demanda. Por eso debería salirse gradualmente.


·       Un tipo de cambio alto generaría de inmediato más inflación.


·       Se debe arreglar con el Club de París, el Ciadi, Repsol, los holdouts y el FMI, y tomar nueva deuda.


·       La única solución es un plan integral de baja de gasto y control de inflación.


·       Se debe volver a estimular la inversión, para lo que deben cambiar los funcionarios, o directamente todo el gobierno.


Respondo con otro punteo.


·       La necesidad de parar la baja de reservas es una verdad perogrullesca, lo que debe discutirse es el cómo.


·       El desdoblamiento cambiario que parece ser la máxima concesión que harían algunos a la libertad cambiaria y de pensamiento, choca con la realidad de que el estado seguiría condenado a vender dólares a los tipos de cambio establecidos por él mismo. Esto genera miedo a perder más reservas. (Y a convalidar el fracaso de la política monetaria basada en la emisión desenfrenada.


·       Liberar el cepo y mantener la obligación autoimpuesta de que el estado debe seguir siendo el gran vendedor de dólares, efectivamente generaría una corrida para lo que se necesitaría un alto poder de fuego a fin de disuadirla, o sea muchos dólares que no tenemos. Esto si se sigue con la idea de que el estado debe ser el proveedor de dólares del sistema. Salir del cepo gradualmente, además de que nos lleva a un horizonte muy lejano, implica más intervención y controles.


·       Estamos contestes en solucionar las barbaridades que se han hecho con las vieja deuda y las nuevas que se han inventado por impericia o corrupción. Sin embargo debe incorporarse al análisis la imposibilidad psicológica de la máxima conducción del país de culminar una negociación, percibida siempre como una claudicación o muestra de debilidad. En tales condiciones, no es difícil imaginar que toda negociación avanzará aparentemente, pero terminará en un conflicto.  Mal se puede esperar que en un corto plazo se llegue a acuerdos que permitan salir a tomar nueva deuda para pagar la anterior.


·       Estamos totalmente de acuerdo con la idea de parar la emisión y el déficit, la inflación, la corrupción, la expulsión de la inversión y el ataque sobre el derecho privado y los derechos adquiridos. Inclusive venimos predicando sobre la necesidad de que se confeccionen desde cero el presupuesto nacional, los presupuestos nacionales y municipales, única manera de parar la corrupción y el despilfarro.  El punto es que creemos que ello no ocurrirá en el corto ni en el mediano plazo, no sólo porque los actuales gobernantes no lo harán, sino porque los futuros gobernantes no lo harán.


·       Compartimos en lo imperioso de restablecer la confianza interna y externa en el país, pero debe aceptarse que eso, en el mejor de los casos, ocurriría mucho después del colapso de las reservas y el default.


¿Entonces?

Una conclusión previa:  Para detener la pérdida de reservas hay que salir ya del cepo, lo que supongo no merecerá objeciones. No hay tiempo ni vocación de ningún político para planes integrales, y no se puede cambiar el gobierno ni cambiar al gobierno.


Mi propuesta es salir del cepo liberando totalmente el mercado de cambios. Esto significa que el estado NO VENDERÁ dólares para satisfacer la demanda, SINO QUE TODAS LAS TRANSACCIONES  SE HARÁN ENTRE PRIVADOS, y de ahí surgirá el precio de mercado de la divisa.


Tamaña medida tiene las siguientes ventajas:

·     No habría corrida contra las reservas, porque el BCRA no vendería dólares, sino que la divisa debería surgir de la puja entre compradores y vendedores.


·     Desaparecería de inmediato toda la maraña de controles, permisos, telefonazos, arbitrariedades, restricciones, prohibiciones, prebendas e inseguridad que ha paralizado la producción real nacional.


·     El gobierno no tomaría el riesgo de fijar tipo de cambio alguno, ni de convalidar ninguna implicación del tipo de cambio resultante, ni correría el riesgo de que se produjese un círculo vicioso.


·     Desaparecerían todas las restricciones al envío de dividendos, repatriación de capitales, autopréstamos para evitar invertir a un tipo de cambio claramente injusto, y todos los artificios que forzaron la desaparición de la inversión.


·     El mercado paralelo de cambios pasaría a ser efectivamente un mercado negro, marginal e intrascendente, y no un sistema para canalizar la desesperación de empresas  y particulares.


·     Se quitaría el estímulo a la triangulación, el contrabando y otras prácticas, que por ejemplo, ha transformado a Paraguay en gran exportador de carne.


·     La oferta de ese nuevo mercado libre sería todo el mercado exportador y cualquier inversión o préstamo que recibieran las empresas, lo que significaría un estímulo muy relevante en el ingreso de divisas y también en el ingreso del exportador, creando una genuina fuente de divisas.


·     La demanda en ese mercado sería toda la exportación, el pago de todas las deudas e intereses, la remisión de dividendos o capitales, las importaciones efectuadas por el estado y la compra de particulares con cualquier propósito.


·     No habría innovación, por ahora, en las reglamentaciones no cambiarias, como retenciones y otra multiplicidad de reglas. 



No es posible determinar cuál será el tipo de cambio resultante de ese mercado, ya por el efecto de tantas restricciones recientes, como por el hecho de que en 80 años no ha existido un mercado libre en el país.  Para ejemplificarlo, basta recordar que los dos supuestos liberales recalcitrantes, Martínez de Hoz y  Cavallo, crearon férreos sistemas de control de cambio, ambos con legislaciones que ignoraban la seguridad jurídica y el derecho de los ciudadanos.

Sin embargo, es posible calcular que el tipo de cambio resultante estará bastante más  abajo que el famoso blue, en especial en cuanto se logre un mínimo de fluidez.

Nos queda el punto de la influencia del tipo de cambio en el aumento de los precios, al elevarse el valor de compra de los importados y subir el valor que se percibe por los bienes exportables.  Es obvio que la industria automotriz y otras prebendarias similares despotricarán contra la libertad de cambios, que las priva de un colosal subsidio. Esta objeción es el más grave escollo de cualquier intento de liberar el mercado, ya que sobre el concepto del estado vendedor de dólares a precio preferencial se ha basado, hoy y siempre, este negocio que es presentado como vital para el empleo, pero que se chupa toda expectativa de crecimiento y progreso.

En la práctica, muchos precios están ya influidos por el dólar blue, y hasta contienen lógicas expectativas exageradas que crean desabastecimiento o inflación adicional. También es cierto que un aumento de importaciones obra siempre como un regulador  del nivel de precios, y que un aumento de la producción, como ocurrirá si desaparece la restricción cambiaria, también colabora a la baja de precios.


No quiere decir esto que no siga siendo imprescindible parar la emisión y hasta retirar circulante del mercado, bajar el gasto de modo serio, reestablecer la confianza y la seguridad jurídica, adecuar la tasa de interés a criterios profesionales y ortodoxos, y todos los cambios hacia la seriedad que deben producirse. 

Sí, en cambio, sostengo que no hace falta todo ello para salir del cepo cambiario mediante un mercado libre, donde el estado no sea el vendedor de última instancia, cuyo tipo de cambio por supuesto reflejará rápidamente todas las estupideces que hagan los gobiernos, lo que sería un termómetro bastante útil.


Usted, economista, experto o lego, puede pensar que esta idea es inaplicable, o que nunca habrá voluntad de aplicarla, que no dará resultados, que es una locura, que estos tipos no harán eso nunca, o lo que quiera. 


Espero comentarios técnicos y específicos. No frases o insultos al gobierno.


          También puede seguir sosteniendo que lo que hay que hacer es un plan integral que se hará alguna vez, por alguien que no sabemos quién es, ni cómo se hará.

          Y puede decir que lo que quiere es que esto estalle para que el gobierno no quede impune y sea claramente culpable del fracaso.

          O puede insistir en que hay que esperar al próximo gobierno para ahí empezar a reconstruir.


Por mi parte, sostengo que el sistema que propongo, que no es exactamente invento mío, es el que permite un cambio más rápido y efectivo para dejar de perder reservas, (que son menores a las que se declaran) y para dar aire de inmediato a la producción, en especial Pyme.


El avión sigue cayendo en picada, conducido en el mejor de los casos por un piloto ciego.  Cuando se estrelle habrá pocas aves Fénix que resuciten.



Dardo Gasparré

PARA BAJAR EL BLUE Y DETENER LA PÉRDIDA DE RESERVAS

Dardo Gasparré6/11/13



En una reaccion ideal para un libro de texto, el cepo también ha generado una fenomenal fuga de divisas por via del turismo, gracias a los que quieren viajar y vacacionar, «con todo derecho», con el dólar que subsidiamos o subsidiaremos todos los argentinos. Unos tontos del lado del gobierno, unos vivos del lado de we, the people.

Quiero proponer una variante tan heterodoxa como lo que hace el gobierno, pero que evitará el drenaje de divisas, a la vez que tirará para abajo el valor del dólar informal.


Esencialmente, lo que propongo es que el gobierno deje de vender dólares por completo para la actividad turística y los gastos en el exterior de particulares y compras personales, por Internet o cualquier otro medio,  pagadas con tarjetas de crédito por particulares o empresas. Al mismo tiempo, que elimine todas las restricciones al uso de tarjetas en el exterior, compra de pasajes, compras por Internet, y demás actividades correlativas. Esto incluiria a las empresas cuando realicen esos mismos gastos para sus ejecutivos, socios, clientes o cualquier particular.


La pregunta que se viene es: Y si el estado no vende dólares, quién los vende?  No me extraña la pregunta, ya que los argentos somos comunistas con nuestros gastos, es decir, siempre deben ser pagados en alguna forma por el estado. Como en 80 años no hemos tenido libertad cambiaria, no alcanzamos a comprender que en un mercado libre, el estado NO VENDE dólares, sino que se tranza entre particulares.


Pues bien, ¿qué pasa si se crea un mercado de paridad no administrada para todos los gastos que todos sabemos que no justifican en modo  alguno que sea el estado el que deba proveer los dólares para su pago?


¿Quienes serían los compradores en ese mercado?

-         Las tarjetas de crédito para girar dólares a las empresas del exterior por hotelería, comidas, compras personales, alquileres y otros conceptos que erogan los argentinos, reales o inventados.


-         Las empresas de transporte y de turismo por las compras de pasajes y otros conceptos en divisas.


-         Los compradores de dólares para utilizar en viajes al exterior, por una cantidad adecuada por dia de viaje a fijarse.


¿Y quienes serian los vendedores?

-         Cualquier persona o entidad que quiera participar y que tenga legal e impositivamente justificada la tenencia de los dólares que ofrece. (Residente o no)


-         Los turistas que visitan el pais, por montos a fijarse en función de los días de permanencia.


-         Las tarjetas de crédito por los dólares que deben vende para pagar los gastos que realicen los extranjeros poseedores de esas tarjetas en el pais que deban ser pagados al comercio local en pesos, que lo serán al tipo de cambio de este mercado.


¿Quiénes serán los operadores del  mercado? Todas las entidades autorizadas para operar en cambios, con los controles respectivos.


Como en todo mercado libre, los compradores tratarán de pagar lo menos posible, es decir lo más parecido al dólar oficial, mientras que a la inversa, los vendedores tratarán de obtener lo más cercano al dólar blue.

Por supuesto que esto molestaría mucho a quienes sienten que tienen derecho a viajar, alquilar, comprar y comer en el exterior con un dólar subsidiado, y también a quienes probablemente obtengan por sus dólares blancos menos de lo que obtienen en el blue, pero así son los mercados libres, no?


Hago esta propuesta con un múltiple propósito:

a.     Provocar un debate sobre la idea, como una manera de aprender un poco más sobre el funcionamento de un mercado en el que el estado no participe

b.    Para que quede claro que lo que estamos discutiendo entre los argentinos es quién se beneficia de los dólares subsididados y quien no.

c.     Para que quede claro que los argentos NO QUEREMOS MERCADOS LIBRES, aunque gritemos por la libertad.

d.    Para tirar una idea que comprendo que no es la solución, pero puede parar la sangría.

e.     Para que en una de esas descubramos y descubran ellos que la libertad cambiaria no es tan mala, y ahorra mucho trabajo


Y porque si mientras discutimos la solución integral que cada uno tiene se nos van las reservas, es como al herido que se desangra mientras los médicos debaten la operación que le harán.


Escucho opiniones. Y sobre todo, los imposibles que seguramente se encontrarán para mi idea.


 
La arritmia, la colección, la renuncia y mi TL


Algunas voces de mi TL están asegurando que hay un acuerdo por el cual Cristina Fernández renunciaría luego de las elecciones, junto con Boudou. Se convocaría a la Asamblea Legislativa  que prevé el artículo 88 de la CN, y allí se designaría a Daniel Scioli, quién llamaría a elecciones en un plazo prudencial.

La especie parece una locura, o al menos carece de fundamento, pero tiene algunas bases respaldadas en los análisis que no son descartables.

La presidenta ha llegado a una instancia que se podría resumir así: ella no hará lo que se debe hacer para corregir las barbaridades de su política, y por otro lado si no lo hace las consecuencias serán de suma gravedad, lo que afectará al partido justicialista, estallará en la cara del sucesor seguramente peronista y le costará a la poderosa mandataria el encono del sistema mundial, lo que le garantizaría una persecución personal más grave que la que padeciera Salinas de Gortari luego de traicionar a los centros financieros del mundo.

Al gobierno se le han acabado evidentemente las ideas, los fondos y los recursos naturales. Los próximos dos años sólo pueden ser de deterioro personal y partidario. Le convendría irse ya mismo si tuviera una excusa para hacerlo sin que pareciera un huida.

En una situación asombrosamente similar tanto en sus políticas como en sus prácticas, su lenguaje y su fracaso, Juan Domingo Perón consintió casi sin resistir el golpe que lo destituyó en 1955 ante una sublevación que estaba lejos de superarlo por la fuerza de las armas. Eso le permitió irse depuesto y no claudicante ni fracasado.

En una reciente nota en este mismo medio, decíamos hace pocos días que el justicialismo podría ver como una salvación una destitución legislativa de Cristina Fernández.  ¿Por qué no vería con igual beneplácito una renuncia por razones de salud indisputables?

Tal eventualidad «salvaría la ropa» de todos los protagonistas  y permitiría empezar a hacer las correcciones y arrepentimientos que la presidente ha dicho que no hará. ¿El arreglo con el CIADI y el FMI no son una especie de anticipo, justamente cuando la mandataría está bajo el paraguas del reposo estricto?

¿Sus funcionarios no querrán hacer buena letra con el establishment internacional frente a la inminencia de un colapso que les garantiza la cárcel?

¿Sus sucesores justicialistas no preferirán un período de transición donde un nuevo Duhalde les limpie el camino y les evite el empeoramiento inexorable de los próximos dos años?

¿No es Scioli el personaje ideal para la tarea, dispuesto como está a pagar cualquier precio y soportar cualquier escarnio por tener el papel central?

¿Es muy difícil suponer que la Presidenta ha tenido ya varios anticipos de sus problemas de salud, que sufre en la intimidad las consecuencias de esos problemas, de su estilo y de su fracaso y que está preparada a renunciar, como se lo ha dicho a su entorno más entrañable y no una vez?

¿Y es muy descabellado suponer que tanto ella como su entorno pueden sentirse más protegidos si su retirada está cubierta por una continuidad no sólo afín sino con pactos de sangre?

Cuando leí los tweets que sostenían esta idea, mi contestación impulsiva fue: «Y yo reemplazaré a Messi en el Barça»

Después, como mero ejercicio intelectual, sopesé estos razonamientos que he compartido. Por las dudas, hoy empecé mi dieta y a hacer cinta. Tiembla Messi.


Dardo Gasparré